miércoles, 22 de diciembre de 2010

Alfiles cobardes

Me pregunto cuándo carajos terminaré de manera distinta.

Siempre en estos tristes vagones, con el pulque abatiendo mi conciencia, con la decepción de haberme acobardado de nuevo. Quién sabe cuántos años y todo es lo mismo.

Se sentó con dificultad, ladeó su cabeza y su largo y cano cabello se posó sobre el cristal frío. Sus dedos, ocupados desde hacía más de cincuenta años al ajedrez, descansaban sobre su pierna derecha. El metro estaba lleno aunque no era una hora tan común para ello, pero a él eso ni le importaba ni lo podía angustiar, traía el ser nublado por el maguey fermentado y el fracaso lo había invadido de nuevo.

No sé por qué no pude sacrificar el alfil. Tan sencillo que era, tomar el peón de “h”, atraer al rey por la derecha y atacar con la torre. No iba a resistir la combinación, debí ganar. Pero es lo mismo de siempre, parece que con el tiempo la cobardía se me hizo destino. Es lo mismo de siempre.

El sueño lo comenzó a sujetar por todo el cuerpo y la cerradura de sus ojos le abrió, al cerrarse, la vieja bodega llena con papeletas de partidas perdidas y empatadas que tenían fechas amarillentas y olían a falta de gallardía. Desde aquél torneo mundial juvenil en que quedó de subcampeón por no soltar sus altas precauciones y arriesgarse a las probabilidades vertiginosas del sacrificio de una torre habían pasado muchos castigos, muchos tragos de pulque y pocas nuevas glorias.

El vagón se detuvo cautelosamente y los últimos pasajeros que quedaban bajaron. Despertó el viejo con el presentimiento interno de que estaba solo aún en sueños.

Caray, por lo menos esta vez me quedé dormido hasta la última estación.

5 comentarios:

  1. No puedo con esta frase... "Pero es lo mismo de siempre, parece que con el tiempo la cobardía se me hizo destino. Es lo mismo de siempre." algo habrá que aprender...

    Otra vez leer fué mirar un poco en el espejo... Gracias!
    Deb+

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  2. Casualmente ayer gané un juego contra un croata sacrificando un alfil. Excelente entrada Profe.

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  3. Tu post como el ron: exquisito.
    Ya me diste ánimos de inspiración, mua.

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  4. Suelen gustarme mucho las historias en el metro, y esta es entrañable. Me encantó la alusión al destino. Toda la historia ocurre en su cabeza, y esta en el subterráneo.

    Un placer leerte.

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  5. ¿Qué no la vida, los sueños y las esperanzas son algo parecido a una ruta de metro? Las subidas, las bajadas, los sueños, las ilusiones...

    Curiosamente recordamos pedazos de estación cuando la realidad supera a la metáfora.

    Una narrativa bastantes densa y en intensa retrospectiva.

    Me ha gustado mucho, sobre todo porque más allá del viaje, existe un juego mental en la vida que no es otro más que una guerra en un tablero de dos colores, números y letras.

    Todo microcosmos.

    Pero que importa lo que yo piense, solo observo a través de un pedazo de magia que me has dejado mirar mientras nuestros trenes se encontraron.

    Aún así, ha sido magnífico.

    Saludos.

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